El Camino de Santiago. Equipo
Familia. Agosto 2018.
Llegó el día. Llevábamos años imaginándolo, pero nunca era
buen momento: hijos demasiados pequeños, roturas de tendón inoportunas,
pequeñez de fe en conseguir la meta… Pero, por fin, nos atrevemos con el
Camino.
Siete miembros de familia: Papá (40), mamá (40), Miguel (12),
Juanma (10), Marta (8), Samuel (6) y Fco. Javier (4) y una ilusión en común,
llegar a Santiago antes de que acabe el verano. ¿Sería posible?
Creo que, para ser sinceros, teníamos poca fe. Francisco
Javier solo tenía cuatro años, y, al contrario que sus hermanos (ya curtidos en
las marchas por los Pirineos, Asturias y Cantabria), hasta ese momento solo
había vivido las excursiones familiares desde la espalda de su padre, portado
en una mochila de carga.
Pero, ilusión no nos faltaba e imaginación, tampoco. Quien
tiene hijos sabe que la clave del éxito reside en la motivación. Y en hallar
motivación, somos unos campeones. En primer lugar, papá tuvo la brillante idea
de diseñar camisetas para todos. El equipo de batalla se antoja necesario para
cualquier hazaña que se precie, y realizar el Camino bien lo merece. Como ya
teníamos nuestra bandera familiar, tan solo fue necesario localizar una tienda
de diseño que supo plasmar la heráldica del león del “Equipo familia” tal como
la imaginábamos. Elegir el color fue fácil: azul turquesa, para contar con la
protección y aliento de María.
Con uniforme y bandera, nos faltaba solo el castillo y, de
nuevo, nos ayudó la experiencia acumulada en años anteriores. Desechamos
inmediatamente los albergues (no es buena idea depender de vacantes para
descansar y con cinco niños, tampoco queríamos alterar el descanso de los
peregrinos) y buscamos refugio en una de esas casas de campo que tanto nos
gusta: apartada del mundanal ruido, con un enorme patio vallado donde poder
pasar horas tranquilos con el piar de los pájaros como única compañía. Lugo
rural resultó ser una decisión acertada y la casa, lugar de ensueño para el
peregrino cansado. Además, este año, como novedad, incorporaba un perro
labrador, regalo de un vecino irresponsable, que compró una mascota para luego
dejarla abandonada a su suerte.
Castillo, equipación y mascota: los ingredientes idóneos para
comenzar bien el Camino, pero todavía faltaban algunos detalles más. Necesitábamos ilusionar a todos con la llegada, sobre todo, a Fco. Javier, que era el que más objeciones podía plantear. Así que, decidimos acudir a Toys R Us, centro comercial Las Termas, Lugo el día antes de iniciar la marcha y sorprenderles con un "anuncio" inesperado: en el caso de llegar a Santiago, cada uno dispondría de 60 euros para gastarse como regalo. Con sus caras de susto por semejante noticia (solo tienen regalos en cumpleaños, santos y Reyes Magos) se disponen ilusionados a recorrer la tienda.
Fco. Javier encuentra un circuito de coches de Rayo Mcqueen (su gran pasión) y cuando le decimos que para tenerlo hay que llegar a Santiago, comienza a mirar el desconocido Camino con agrado. El circuito cuesta más de 60 euros, por lo que tiene que negociar con el resto de hermanos el traspaso de dinero (somos tajantes, 60 euros por barba), aunque pronto lo consigue (por algo es el pequeño). Miguel se centra en su gran pasión, los pokemon, Juanma y Samuel en algo más productivo como los Playmobil y Marta, indecisa y prudente, decide esperar para tomar una decisión.
Abandonamos el centro comercial ilusionados (y nosotros con miedo por no saber qué depararan los ánimos) y expectantes por empezar al día siguiente.
Ana