La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida.

Juan Pablo II

domingo, 16 de febrero de 2014

Fin de semana de mascotas ¡Viva la imaginación!


 Este fin de semana hemos tenido tres ilustres invitados:

  Buho y Ratita

  y Pampito.

 Los dos primeros son las mascotas de aula de Juanma (mi hijo de 5 años) y Pampito es la mascota de Samuel (3 años). Normalmente vienen a casa de una en una, pero esto de ser familia numerosa hace que de repente te encuentres con la casa llena como ha ocurrido este finde... ¡Eso significa "lío, lío"! . Te estarás preguntando cómo tres peluches son capaces de llenar una casa... Pues sí.. en nuestra casa sí.



Marta y Samuel "compartiendo" a Pampito.


Y es que, la llegada de una mascota de aula supone poner un sitio más en la mesa a la hora de comer (éramos pocos y parió la burra), llevarla a todos los sitios que visitemos durante el fin de semana, presentarle a TODOS, TODOS los demás juguetes de la casa, contarle cuentos por la noche, acostarla en su camita, y finalmente meterla en la lavadora porque la seño ha pedido POR FAVOR, POR FAVOR que se lave durante el fin de semana.

 Y es que, las mascotas para mis hijos son tan reales como la vida misma, así que, supone llenar una casa que ya de por sí está a reventar. Lo gracioso es la hora del baño, cuando por supuesto nos supone al papi y a mí una pelea con nuestros hijos para convencerles de que es mejor bañarlos en la lavadora que en la bañera.  Total sólo nos cuesta 45 minutos de nuestro tiempo explicarles que la lavadora es un aguapark de hora y media para ellos. Y mientras los echan en la lavadora, una siente un escalofrío por la espalda al sobrevenirle un espeluznante pensamiento "¿Les dará por comprobar en carne y hueso sin en verdad es un aguapark?"

 En fin, lejos de fastidiarme su gran imaginación, me encanta ver cómo mis hijos siguen siendo tan inocentes como para creer que sus mascotas son reales. Sus mascotas sienten, piensan y experimentan tal y como lo hacen ellos.

 Me gusta recordar cómo con cinco años Juanma trajo a la habitación del Hospital a Buho para mostrarle orgulloso a su "hermanito nuevo". ¡Ese día fue una fiesta en su clase!

 Si a estas edades les quitamos la inocencia, ¿qué será de ellos en unos años? Desafortunadamente, vivimos en un mundo que quita rápidamente la inocencia, así que, como padres, tenemos que luchar para que la mantengan (aunque eso signifique contarle un cuento a una mascota en el único momento del día en que te puedes sentar tranquila a leer un rato).

 Un abrazo a todos, Ana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario