La familia es base de la sociedad y el lugar donde las personas aprenden por vez primera los valores que les guían durante toda su vida.

Juan Pablo II

martes, 4 de marzo de 2014

Happy pancake Day!!

Esta tarde tenía pinta de ser una buena tarde...

Mi hijo mayor ha venido del cole diciendo que "sólo" tenía que hacer unos deberes: cocinar unos pancakes para merendar puesto que hoy se celebra en Inglaterra el "Pancake day". Cualquiera que tenga hijos sabe que eso significa que "mamá" hoy tiene deberes, que casualmente coinciden con los de su hijo.

Así que, a pesar de que anoche descansé poco porque a mi hijo pequeño le había dado reacción la vacuna de los dos meses, he sacado fuerzas para sacrificar mi siesta y ponerme manos a la obra (o mejor, con las manos en la masa).  Todo sea por el "pancake day".

Mis incautos hijos antes de probar los pancakes

 Aquí hago un inciso y doy gracias a la comercial que me vendió mi Thermomix. No hay día que no me acuerde de ella. Gracias a esta máquina, soy capaz de continuar cocinando y sobrevivir a la familia numerosa. Creo que deberían regalar una a las familias que van a sacarse el carnet de familia numerosa. Es como decirles, aquí tiene a su ángel de la guarda, con él podrá cocinar sin peligro de que ponga fuego a la cocina por algún olvido.

 Mi hijo mayor y yo hemos preparado la masa y la hemos reposar 30 minutos para que la levadura hiciera efecto.

Primer error de novata: decirles a mis hijos que estaba haciendo pancakes. ¡Han sido 30 minutos laaarrgooooossss! Mama, ¿están ya? (mi hija a los 30 segundos de reposo), mamaaaaaaaaaa, ¿Cuánto le faltan? (mi hijo Juanma a los 2 minutos), Mamá, ¿estará ya la masa? (Mi hijo Miguel a los 2 minutos)...y así hasta que mi paciencia se ha agotado y ha estallado la llamada "furia de mamá":

                     ¡¡Quereis dejarme en paz de una vez!! ¡Cuando estén os aviso!

Todo eso mientras daba gracias por primera vez porque mi hijo Sam aún no articula palabra. El caso es que pasados 30 minutos por fin he empezado a hacerlos.

-Segundo error de novata: la guerra de los vasos de colores. Compré en el Todo a Cien unos vasos de cristal monísimos y de colores. Pensé que a mis hijos les gustaría... y no me equivocaba. ¡Les encanta! El problema es que CU-RI-O-SA-MEN-TE todos quieren el mismo color según el día. Los lunes es el azul, los martes el amarillo, los miércoles el rojo... Así que, hoy siendo martes tenía la guerra montada porque sólo hay dos vasos amarillos y... mis hijos son cuatro (no contamos al pequeñín).

 ¡Hoy me toca a mí el amarillo! Noooooo, me toca a míiiiiiii, Noooooo a ti te tocó ayer....

 Yo me acuerdo de la santa Paciencia de la que hablaba Sta. Teresa y me preguntó que dónde estará. En mi cocina no la encuentro, eso seguro.

Sigo con los pancakes y por fin termino de cocinarlos. Salgo con el plato lleno al salón y me encuentro a mis cuatro hijos sentados en su mesa con el tenedor en la mano (Si sólo esperasen así los días de potaje...).

 ¡¡Bien!! Los pancakes... gritan todos a la vez mientras empieza la guerra de los siropes.

-Yo quiero el sirope de Arce, dice Miguel. Noooo, el sirope de Arce es mío, tu coge el otro -dice Juanma. Mientras tanto, Marta ha cogido el chocolate y lo ha esturreado por todo el plato, que se parece ya más a una piscina repleta de líquido pegatoso... En fin, me armo de paciencia y distribuyo los siropes... pero querido lector, aún queda una batalla, y quien sea padre sabrá cual és:

LA BATALLA POR EL PANCAKE MÁS GRANDE.

 - Yo quiero el más grande, dice Juanma.
- No, -responde Miguel con lógica- son mis deberes y he ayudado yo a mamá.
Marta empieza a llorar porque sabe que tiene esta lucha perdida, no tiene ni fuerza ni razón. ¡BUAHCGGG! yo quería el más grande.... dice llorando.
Y Samuel, el más listo, coge el pancake más grande mientras los demás discuten.

 Pongo paz y distribuyo con sabiduría: "Tú este, tú este y tú este porque lo digo yo y se acabó". Y mis hijos, que ya van aprendiendo esto de la furia de mamá, se callan.

Por fin, llega la hora de hincar el diente y me siento en la mesa satisfecha conmigo misma. ¡Que buena madre soy!... y entonces mi hija que era la primera en dar un bocado lo escupe con cara de asco y dice:

 ¡Estan asquerosos!

 Estoy a punto de mandarla a su cuarto castigada hasta que cumpla la mayoría de edad cuando veo que el resto le sigue y hace lo mismo... Y siendo una familia que adora los pancakes me preocupo y pienso que ocurre algo. Me meto un trozo y... VEO QUE LES HABÍA ECHADO SAL PENSANDO QUE ERA AZUCAR. ¡Están incomestibles de tanta sal que llevan!

 Vencida, recojo todos los pancakes, los tiro a la basura, y les llevo a cada uno un yogurt azucarado.
Mis hijos se los comen sin rechistar intuyendo que no es buen momento para protestar (Hay que ver lo que aprenden en una familia numerosa...).

 Moraleja: cuando la seño envíe deberes a casa, que los hagan los críos.

 Saludos: Ana

1 comentario:

  1. ¡Muy bueno! Si incluyes una foto relacionada con cada post, gana mucho.

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